¡No te enojes, sé civilizado!

(Artículo 2: Los Seis Sacramentos del Tránsito)

Este artículo es la base filosófica del Reglamento. Es el jefe de las reglas, y dice cómo deben pensar y actuar todos en la calle. Abróchese el cinturón, que vienen las bases de la convivencia vial:

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1. ¡Tu vida vale más que mi prisa!

Sí, circular sin que te atropellen es un derecho. Por lo tanto, las autoridades tienen la obligación sagrada de proteger tu preciada existencia. Pero ojo, la protección es prioridad para los más débiles (o como los llama el reglamento: usuarios vulnerables). Así que, si vas en un vehículo enorme, la vida de tu vecino que va caminando o en silla de ruedas, ¡es tu máxima responsabilidad!

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2. Deja el Drama en Casa, Trae la Cortesía

La calle no es una pelea de box. Tienes que conducir con cortesía. Esto significa que todos debemos tratarnos con respeto:

• Tú respetas a los demás conductores (aunque acaben de cometer una maniobra que te hizo sudar frío).

• Tú respetas a los agentes de tránsito (aunque parezcan estar en el peor día de su vida).

• Tú respetas al personal de apoyo vial.

En resumen: ¡No seas ese conductor que pone de malas a todos!

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3. ¡La Calle No Es Tu Bodega!

Por favor, eviten la colocación de "objetos que representen un obstáculo". Esto incluye: escombro, botes para apartar lugares, carritos abandonados, perros durmiendo, o tu propia humanidad mal estacionada. La calle es para circular, no para estorbar.

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4. La Sagrada Jerarquía de la Calle

Si eres conductor, escucha con atención, porque hay un orden de prioridad, y tú (el conductor de auto particular) vas al final de la fila.

El orden de quién tiene derecho preferente al espacio vial es, de arriba hacia abajo (¡como en el cielo!):

1. El "Jefe Supremo": Peatones (especialmente si tienen alguna dificultad para moverse). Tienen corona y cetro.

2. Los "Rápidos y Furiosos" (sin motor): Ciclistas. Tienen derecho a su carril y tu respeto.

3. Los "Clientes VIP": Usuarios de transporte público (los que van en el autobús).

4. Los "Llevadores de Gente": Prestadores de transporte público (los autobuses y camiones).

5. Los "Reyes del Mandado": Transporte de carga y mercancías.

6. Tú, yo y los otros: Automóviles particulares y motociclistas. (Sí, somos los últimos en la jerarquía, ¡acéptalo y sé humilde!)

 

5. Asume tu Responsabilidad (y tu Peso)

Si manejas un vehículo motorizado, tienes que responsabilizarte del riesgo implícito que representas para los demás. Tu coche es una máquina de metal, ¡así que conduce con precaución y como si todos los demás fueran de cristal! El reglamento te obliga a ser el más cuidadoso.

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6. Usa tu Carro con Medida (¡Por el Planeta!)

El reglamento te pide que el uso de tu auto particular sea racional. Esto es un amable recordatorio para que, si puedes ir en bici, transporte público, o flotando, lo hagas. ¿Por qué? Para mejorar la salud de todos y, ya de paso, salvar el ambiente.

El Mensaje Final (y Serio):

Las autoridades no están de brazos cruzados. Se encargarán de bombardearnos con campañas, programas y cursos para que estos principios nos entren a la fuerza. Además, diseñarán estrategias permanentes para que dejes el alcohol y otras sustancias antes de ponerte al volante.

En resumen: La ley te exige que seas una persona educada, cortés, precavida y que uses menos el auto. ¡Sé un ser humano funcional y disfruta del viaje!