Guía del Conductor CDMX
Una publicación de Vecinos Integrados al Desarrollo Armónico (VIDA, A.C.)

Aprende los 4 principios
del buen conductor
“Manual de Supervivencia Urbana: Cómo no convertir tu trayecto en una película de acción
(Inspirado en el Artículo 8 del Reglamento de Tránsito
de la Ciudad de México)
Conducir en la Ciudad de México es, sin duda, una de las pruebas más duras de la evolución humana. Entre los motociclistas ninja que aparecen de la nada, los peatones con poderes de invisibilidad y los automovilistas que creen que las direccionales son decoración o foquitos navideños que sólo se prenden en diciembre, uno se pregunta: ¿cómo seguimos ilesos?
La respuesta está en un documento sagrado que pocos leen, pero que todos deberían venerar: el Reglamento de Tránsito. Sí, ese PDF polvoriento que nadie abre hasta que el policía ya está escribiendo la multa.
Pero no te preocupes, aquí no vamos a recitar artículos como en misa. Vamos directo al grano con los cuatro mandamientos del buen conductor, versión con cafeína y humor.
🚗 1. Responsabilidad
Significa manejar como si tu cerebro estuviera encendido, no en modo “piloto automático de TikTok”.
Ir en sentido contrario porque “nomás era una cuadra” no es audacia: es suicidio vial con firma notariada.
Y recuerda, el carril derecho no es para dormir la siesta al volante ni para probar tu nuevo playlist zen.
🚦 2. Respeto
No, no se trata de decirle “buenos días” al agente de tránsito (aunque ayuda).
Respeto significa no pasarte los altos “porque ya iba tarde” ni pitarle al peatón como si tu claxon fuera un látigo celestial guiado por una mano divina.
Y las señales de tránsito no son murales urbanos: son instrucciones, aunque estén medio despintadas.
3. Precaución
Si tu defensa es “no lo vi venir”, probablemente debiste abrir los ojos.
Mantén distancia, porque el freno no es un superpoder y los accidentes no tienen botón de “Ctrl + Z”.
Y cuando veas una bici o moto, recuerda: no son conos móviles, son personas. 1.5 metros de distancia, por favor.
🚘 4. Cortesía
Esa virtud mística que desapareció con los teléfonos de disco.
Poner la direccional antes de cambiar de carril no te hace débil: te hace civilizado.
Y si alguien te pide el paso, no te ofendas. Ceder no quita puntos de virilidad ni te retrasa el ascenso social.
⚖️ El Reglamento: tu mejor defensa y tu chaleco antibalas legal.
Conocer el Reglamento de Tránsito no es para “ñoños del volante”. Es para los que quieren llegar vivos y sin multa.
Saberlo te salva de los agentes que interpretan la ley como si fuera poesía libre y te da algo más poderoso que un claxon: argumentos.
Porque al final, manejar bien no es sólo cumplir con el reglamento:
es demostrar que aún existen seres humanos con sentido común en medio del tráfico infernal.
Así que, querido conductor, si aplicas responsabilidad, respeto, precaución y cortesía, no sólo evitarás una multa:
también lograrás lo imposible… ¡convertir la movilidad y tu trayecto en algo parecido a la civilización!





Señaléctica vial






